22.Oct.2012 / 12:29 pm / Haga un comentario

Pedro Gerardo Nieves/Jefe del CCC Municipio Ezequiel Zamora

Adán es Chávez; es Revolución; es llaneridad.

La designación de Adán como candidato a la Gobernación del Estado Barinas constituye un reconocimiento nacional a una gestión que superó todas las expectativas. Por ejemplo, es el Estado Barinas el Nro. 1 en la estadística nacional de entrega de ¡más de 17.000 viviendas!; nuestros parámetros de seguridad día a día garantizan la paz y la estabilidad; las Misiones Sociales llegan con su influjo benefactor a todo el pueblo hasta el último confín de nuestra geografía; grandes proyectos fabriles y de infraestructura incrementan e empleo y bienestar barinés y, sobre todo, el Poder Popular se empodera a través de una democracia participativa y protagónica de verdad, convertida en hecho concreto en nuestra cotidianidad.

Pero no es este un artículo que pretenda enumerar al detalle los logros de un equipo de gobierno que, sin lugar a dudas, acelera los tiempos dialécticos de la Revolución en Barinas y nos coloca a la vanguardia, como ejemplo, en ese pedregal que debemos transitar para llegar al Socialismo. Si tuviéramos que hacer abstracción de la causa fundamental de los lauros barineses, hemos de decir que con Adán la profesión política ha ocupado el lugar virtuoso de un apostolado revolucionario.

Y es que Adán, aparejada a una compleja victoria obtenida ante la bajeza de una traición superlativa como la de Julio César Reyes, agarró el toro por los cachos y le entrompó febrilemente a dos tareas ciclópeas: a) Organizar, movilizar y agitar al joven Partido Socialista Unido de Venezuela b) Traer el futuro para hoy al Estado Barinas mediante la estructuración de equipos de trabajo de alta calificación política y científico-tecnológica. Ambas tareas hoy culminan exitosamente su primera fase.

Porque Adán, debemos decirlo con respeto por los demás, no es “un gobernador cualquiera”: su condición de pionero cuadro revolucionario, de mentor ideopolítico de la Revolución en general, y del Comandante Presidente en particular, lo constituyen en un referente de poder y autoridad moral en la Venezuela de hoy. Es Adán un grandeliga de la política revolucionaria en un estado donde los patarucos de la oposición apenas llegan a patos guires. Y eso tiene algunos rabos ardiendo.

Cuando Adán entra en Miraflores, o en cualquier dependencia del gobierno, es acompañado por una densidad discursiva producto de duros aprendizajes políticos macerados en la historia y el sacrificio. Una humildad que nace de su corazón llanero asegura una comunicación humana con sus interlocutores, es un adalid de las luchas del poder popular  y la solidez política hace sus argumentos irrebatibles. Por eso observadores califican a Adán como un estadista que con los pies en la tierra tiene su mirada puesta en el futuro y que es praxis de la eficiencia política y calidad revolucionaria pregonada por Maneiro. Sin embargo, para el veguero, el zute y la madre llanera, sencillamente: Adán es Chávez.

 

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